PROPUESTA DE ANÁLISIS: LA CAJA 507
- La presentación de la
película podría encuadrarse hasta el minuto 31, más o menos. La primera
secuencia mostrará una serie de eventos que toman lugar 7 años antes del
tiempo diegético del resto del filme. Estos sucesos resultarán ser el
desencadenante de la segunda parte de la película, en la que se retoma a
raíz de la trama secundaria del robo al banco (habiéndose realizado una
prolepsis entre ambos sucesos detonadores de la acción). De esta forma se
presentan las principales tramas argumentales.
- El nudo o segunda parte
encaja entre el minuto 31 hasta el minuto 86. En este período de tiempo,
el personaje interpretado por Antonio Resines (ModestoPardo) descubre que
el asesinato de su hija no fue accidental y que hubo personas que, en su
vorágine para enriquecerse con la industria de la cosntrucción propiciaron
la muerte de su hija. En este momento, se dota al protagonista de voluntad
de acción: venganza. El camino de Modesto para hacer pagar a los culpables
por la muerte de su hija constituye el arco argumental principal de la
película. Sin embargo, a esta trama ha de añadirse la del
antagonista-protagonista, que no es otra persona que Rafael Mazas
(interpretado por José Coronado). Mientras el primero busca a los
protagonistas de una trama de corrupción y manipulación financiera, el segundo
se dedica a buscar desesperadamente los papeles que puedan incriminarle,
involucrándole en dicha trama como uno de los principales participantes.
Es aquí cuando los diferentes personajes y sucesos se unen temáticamente y
siguen una hoja de ruta conjunta, pero con diferentes caminos. Ambos
utilizan distintos métodos, uno violento y otro sin sangre pero audaz.
- En el desenlace de la
película se puede apreciar un cambio interesante en Modesto Pardo. Hay un
intercambio en el modo de actuar del protagonista y el antagonista, que ya
ha sido eliminado tras haberse convertido en víctima de las acciones de
Modesto para vengar a su hija. Si bien el protagonista no empuña las armas
que directamente acaban con la vida de las personas responsables de la
muerte de su hija, su insistencia y obcecación provocan muchas más muertes
que las provocadas por Rafael Mazas cuando estaba vivo. Además, pasa a
vestirse elegantemente con el dinero que le han pagado para que no hable
sobre los hechos. Es decir, se hace un tránsito de la figura del héroe a
la del antihéroe, casi rozando el papel narrativo de villano hacia el
cierre de la película.
Es
una historia en la que se pone en tela de juicio aquello de que “el fin
justifica los medios”, personificado en ambos protagonistas. El primero de
ellos, el personaje principal, se mantiene en la sombra, chantajea y amenaza
con revelar la verdad y además se mueve como uno de sus enemigos: en secreto.
El segundo emplea la violencia directa y se expone más, y al final acabará
sucumbiendo a los efectos colaterales de sus actos. El personaje de Antonio
Resines, Modesto Pardo, se acaba librando de la muerte, pero acaba
contagiándose de aquello contra lo que lucha, llegando a plantear la
problemática de la moral del héroe cuando pasa a ser un antihéroe muy cercano a
la villanía. Esto con los estándares del bien y del mal preestablecidos por el
prólogo de la película, en la que se observa en retrospectiva el hecho
detonante de la acción más importante: la muerte de la hija de Modesto Pardo.
El
relato comienza, pues, 7 años atrás. La secuencia configurará el desencadenante
de hechos posteriores que llevarán al nudo de la narración: la búsqueda de
venganza por parte de un padre que ha perdido una hija y está a punto de perder
a su esposa. Los dos primeros planos de la película resultarán extremadamente
simbólicos con respecto a esta trama principal y a una de las tramas
secundarias que trataremos más tarde: la corrupción financiera en la industria
de la construcción. Los planos a los que se recurre para “crear”
visualmente esta trama son los
siguientes:
En el
primero vemos a una joven en la flor de la vida con un telón de fondo verde.
Esta imagen tiene una atmósfera suave y pacífica, combinada con un fundido de
entrada que suaviza aún más el efecto psicológico intencionado. La joven mira
hacia un punto fuera de cuadro que no sabemos cuál es hasta el plano siguiente,
pero que hasta ese momento simboliza el hecho de que tiene toda su vida por
delante y es libre de hacer con ella lo que quiera. Para reforzar esta
concepción, fuma despreocupadamente un porro de hachís. Sin embago, en el
siguiente plano aparece de lleno la imagen de un bloque de edificios que se ha
comido la vegetación. El abrupto cambio de vegetación a industrialización
genera un efecto de choque en el espectador, preparándolo para una violencia
posterior. La chica ha estado mirando al bloque de edificios, que representa
esa amenaza de corrupción y trama financiera que acabará alcanzándola de forma
fatal. Podría decirse que, metafóricamente, la chica ha mirado a la cara de los
futuros responsables de su trágica muerte.
Tras
la secuencia inicial, con incendio y escena de amor incluidos, se presenta la
vida del protagonista, que está aún ttraumatizado por los acontecimientos del
inicio y reside en una casa sencilla y con dificultades y problemas caseros de
insalubridad (el agua corriente sin funcionar, por ejemplo). Uno de los rasgos
característicos de las películas de Enrique Urbizu es el hecho de que el nombre
de los principales personajes ya prefiguran el carácter y papel inicial que
estos desempeñan. Así, Modesto Pardo es efectivamente un hombre sumido en la
modestia y en el estilo de vida humilde y castizo, y Rafael Mazas es un hombre
fuerte, implacable y violento.
Como
se iba ilustrando, en un principio vemos al protagonista como un hombre gris (o
pardo), con apariencia anodina, inmerso
en su rutina diaria y acosado por el recuerdo de su hija. Los sonidos de
ambientes domésticos pueblan el relato y predominan sobre la palabra hablada en
estos primeros compases, reforzando este hecho. El robo que sufre mientras
desempeña su trabajo de director de banco, y los documentos que encuentra lo
transforman. Es decir, Modesto evoluciona desde una posición A (sencillo,
sumiso, humilde) marcada por la muerte de su hija, a otra B (frío, calculador y
vengativo), condicionada por los descubrimientos y la investigación que este
realizará, y terminará en una posición C (ambicioso, corrupto y sin escrúpulos)
en la que ha logrado sus objetivos y ha cambiado radicalmente su aspecto y
personalidad. Esto se denota visualmente en su cambio de vestuario y en la
conversación con su esposa.
El
mecanismo de identificación del espectador con el protagonista es uno utilizado
muy a menudo con personajes con el carácter del antihéroe del lado del Bien. Se
presenta a un padre de familia que ha perdido a su única hija trágicamente y
que, tras siete años, sigue estando traumatizado por dicha pérdida. Al mismo
tiempo, es un hombre con dificultades económicas sumido en la austeridad, que
quiere a su mujer y es respetuoso con todas las personas de su entorno, incluso
los que le chantajean al principio de la película, lo atan y lo dejan con una
bolsa en la cabeza mientras su mujer recibe una paliza en su casa. Ver a este
hombre, que ha sufrido tanto, en una situación con tanta injusticia y dolor
genera en el espectador una inmediata reacción solidaria, posicionándose del
lado de Modesto Pardo del principio al final de la película.
Esta
situación de dolor e injusticia a la que se ve sometido Modesto culminará en el
momento que va a comprobar el sitio en que su hija falleció a causa del
incendio. Para ello, recorre el mismo camino que ella hizo siete años atrás con
su coche y se adentra en la finca. En esta secuencia, que podría considerarse
la más rica en simbolismo visual de toda la película, se repiten dos planos
secuencia cortos que ya habían tenido lugar al principio de la película y que
son de extrema importancia para asentar definitivamente al protagonista del
lado del Bien por parte de los espectadores y, a su vez, de enlazar los
dramáticos hechos con la trama financiera corrupta que provocó todo. Los planos
en cuestión son:
Entre
estos dos planos pasan unos 30 minutos de película. Al principio el cartel está
intacto, pero 7 años más tarde aún conserva las quemaduras del incendio que
mató a la hija de Modesto Pardo. Se cumple una función de plano de situación,
en la que el cartel y los molinos de energía eólica nos remiten al inicio de la
película, situando al público espacialmente, pero asimismo nos muestran la
quemadura del cartel, situando a los espectadores temporal y emocionalmente.
Este
plano nos devuelve a los dos planos iniciales de la película, en los que la
vegetación es sustituida por los efectos de la mano humana: la construcción de
viviendas de lujo. La sucesión de hechos que llevan a este plano (que funciona
como colofón emocional para el espectador y como generador definitivo del nudo
narrativo) se concatena de tal forma que esta panorámica sin palabras ya lanza
definitivamente el curso de la acción y enlaza la muerte de la hija de Modesto
con el sector de la construcción y sus tramas corruptas. Lo único que queda es
volver al protagonista para afianzar definitivamente la relación de
identificacion espectatorial con el personaje.
Se
realiza una analepsis al momento más crítico para el estado anímico del
protagonista y se realiza un corte por similitud al presente, de forma que el
protagonista ya está mentalizado y con un propósito. Comienza aquí el
desarrollo del nudo.
A la
vez que Modesto sigue su propio camino, vemos que el otro personaje principal
(Rafael, expolicía corrupto y representante de quienes mandaron quemar la zona
que luego se edificaría[1]) era el
dueño de papeles del banco que podrían usarse para incriminar a todos los
implicados. Se verá envuelto en una vorágine de sangre y muerte, para
recuperarlos y evitar que la mafia vaya a por él.
Observando
el transcurso de los acontecimientos para ambos personajes, se puede observar
cómo se proyecta una dualidad entre estos. Un elemento une sus vidas inconexas,
que conllevará el cambio de papeles entre ambos. El protagonista desde al ruina
económica hasta la riqueza y el poder, una vez tiene éxito en su venganza. Por
el contrario, vemos cómo el destino de Rafael se tuerce totalmente, pasando de
tener una vida plagada de lujos a perder a su novia de forma violenta y morir a
manos de la mafia italiana. Uno asciende. El otro cae. Uno ataca. El otro se defiende. Uno comete
pecados para saldar su venganza. Otro paga por los suyos por írsele de las
manos una situación peligrosa. Sus destinos se acaban entrelazando irremediablemente.
Hacia
el final de la película, aparece el director de un grupo mediático negociando
con Modesto la posesión de los papeles incriminatorios, mientras muestra
inaparente pin del ying y el yang, símbolo de la perfecta dualidad en la
cultura oriental.
Muchos
aspectos de este símbolo se pueden atribuir a las situaciones del filme, a los
destinos del protagonista y el antagonista. Estos dos personajes se
retroalimentan y esto hará que más tarde dichos personajes intercambien su
dolor. En el pasado el protagonista experimentó el dolor con la pérdida de su
hija y ahora es el antagonista el que sufre dolor por la muerte de su novia, y
su propia muerte. Volviendo al ying y el yang, observamos que al final, el
protagonista se apropia de un rasgo de Rafael, el uso de gafas de sol. En el
yin siempre hay algo del yang. “Siempre
hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto
se transforme en su contrario”
Este
símbolo, como hemos dicho, lo porta el director del diario al que Modesto se
dirige para entregar la documentación de los pagos. Al llevar el pin del ying y
el yang, se da la sensación de estar ante alguien con el papel narrativo de un
Dios, ya que tiene el poder suficiente para pagar el tratamiento de Modesto
además de, tal y como este dijo, hacer caer a todos los implicados en el
incendio. Su posición acerca de estos
documentos es cuanto menos ambigua: querrían publicar estos documentos y dar la
verdad, pero esto “no solucionaría al final nada”. Puede ser que los periódicos
están cubiertos por la sombra de la corrupción (el director menciona que es un
simple peón) o que diga la verdad: que rueden cabezas no acabará con los hechos
ni con la corrupción. Pero eso a Modesto no le importa, pues sigue obcecado en
acabar con los responsables de su dolor (apropiación del carácter implacable de
Rafael).
El
ascenso y descenso de estos personajes también es muy importante. El
protagonista es al principio tranquilo y pardo, pero con el tiempo y
descubriendo la verdad se transforma, ya no es esa persona sosegada y aburrida
sino que tiene una motivación, un objetivo y una obsesión. Al final de la
película vemos muy claro este cambio de personalidad, que le hará hacer cosas
que jamás se habría planteado en este caso ser el culpable indirecto de la
muerte de numerosas personas implicadas en la muerte de su hija. Hacia el
cierre del filme podemos oírle decir a su mujer: “Bueno, he cambiado”. Acepta
los hechos y se convierte en alguien completamente distinto.
En la
tradición narrativa actual encontramos otro caso de caída, ascenso y
transformación muy parecida, pero aplicado al relato seriado: Breaking Bad. Una serie que nos sitúa
del lado de un humilde profesor de química que comienza a cocinar metanfetamina
para venderla y poder costear los gastos de su familia cuando este se muera a
causa de su cáncer de pulmón terminal. Walter White sería en este caso un
Modesto Pardo que se ve obligado a transformarse para lograr sus objetivos y, a
pesar de que acabe convertido en un antihéroe cercano a la villanía, sigue
teniendo la simpatía del público porque se posiciona desde un mismo principio
en el lado del Bien.
Por
el contrario, el antagonista del relato sufre un cambio totalmente diferente.
Al principio del film se presenta a un hombre seguro de sí mismo, el cual se
gana la vida extorsionando y matando. Conforme se va desarrollando la película
surge su lado más oscuro y salvaje. Este personaje sufre una degradación de su
persona: la pérdida de algo muy importante en su vida, como lo son los
documentos que no podía perder, le hacen cambiar. Este cambio no le proporciona
muy buenos resultados ya que no es consciente de lo que hace y durante gran
parte de la película sigue las pistas equivocadas. Este seguimiento erróneo de
los documentos le hace perder a su novia e incluso perder su propia vida.
Con
la sucesión de acontecimientos, se hace hincapié en varios aspectos, que
confieren singularidad al filme. Uno de ellos son los lugares donde se
desarrollan los hechos. Después del robo, nuestro protagonista transitará por
los denominados no lugares (hotel, hospital, cementerio, casas ajenas, etc),
que muestran la falta de identidad del personaje frente a la sociedad en la que
se rodea. La película hace reflejo de la sociedad que rodea al protagonista, el
universo postmoderno que le rodea, desde los suburbios y la casa del bombero
hasta las lujosas mansiones de la mafia. También tiene especial importancia la
criminalidad, desde los casos de corrupción, hasta el robo que sufre el
protagonista, que actuará como MacGuffin en la trama, desviará la atención del
espectador por un lado, pero servirá para relacionar la criminalidad con el
protagonista. Como vemos al final del filme, esta le ha manchado, por las
víctimas que ha causado con su venganza.
Esta
criminalidad se extiende hasta una de las tramas de fondo más importantes, que
ejerce de motor narrativa y objeto de crítica de la misma película: la
especulación inmobiliaria y corrupción El tema central de la película gira
entorno a estos dos elementos, con lo que están bastante presentes a lo largo
del film. El filme se desarrolla en la Costa del Sol, aunque el lugar preciso
no se llega a conocer. Por dicha zona geográfica se produjo un gran aumento de
las construcciones debido al buen clima que había y la atracción turística y de
personas buscano residencias de lujo o bien una situación geográfica propicia
para vivir. El film relata estos hechos mostrándonos dos épocas en el mismo
lugar, una a mediados de los 90 y otra 7 años más tarde. En esta comparación,
observamos cómo algunos solares y parcelas que estaban vacías, 7 años más tarde
son el emplazamiento de casas de lujo o al menos de sus cimientos.
El
primer contacto con esta especulación inmobiliaria y corrupción es cuando se
observa al ex-policía corrupto mantener una conversación con un empresario
sobre ciertos terrenos en los que van a construir. Desde entonces, el film
entra en una dinámica mafiosa y corrupta. La cinta va desvelando poco a poco
hechos importantes sobre el incendio en el terreno donde murió la hija de
Modesto Pardo empezando por el jefe de bomberos, el cual se dejó sobornar para
mentir en el informe. Acto seguido, descubrimos el nombre del ex-jefe de la
policía, que está estrechamente vinculado con el alcalde. Es este último el
que, en un evento sobre la construcción,
desvela el siguiente eslabón de la cadena: un mafioso italiano que lleva
todo el negocio de la especulación y la corrupción, también muy relacionado con
el ex-policía.
Pero
este círculo de corrupción no acaba aquí, pues el jefe del periódico también es
corrupto y decide llamar, al conocer la trama de corrupción, a un alto cargo
para que este decida. Después, el protagonista recibe la visita de este último
y termina contagiándose de la corrupción, recibiendo dinero del jefe mafioso y
del alto cargo.
Por
lo tanto, la película juega con la dualidad de la moral de sus personajes y
muestra un relato de ascenso y de caída, planteando al espectador si el fin
justifica los medios, así como una exacerbada crítica a la especulación
inmobiliaria y a la criminalidad de la que participan múltiples personas. Tal
ejemplificación culmina con el protagonista, que pasa de ser un ser triste y
gris acosado por las diicultades económicas y el recuerdo de su hija a verse
trasformado en uno de esos monstruos financieros y provocando indirectamente la
muerte de muchos implicados en la trama de corrupción. Hacia los créditos
finales uno se pregunta si ha tomado la decisión correcta al posicionarse al
lado de Modesto, un Walter White que ha descubierto a su Heisenberg, un Ying
puro que se ha contagiado del Yang. Un ser humano, destructor y manipulador.
Pero con objetivo y propósitos lícitos desde el punto de vista del espectador.
Y por ello funciona.
[1] Mafia
italiana de los Crecci, y una importante red de políticos y funcionarios como
principales beneficiarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario